Resumen
Recientemente, Sinatora et al. [1] informaron los resultados de un estudio destinado a investigar la relación entre los biomarcadores inflamatorios y el síndrome metabólico (SM) en mujeres postmenopáusicas (n=52, de 50 a 79 años), además de realizar puntos de corte para IL-10, IL-6 y FNT-α en el diagnóstico del SM. Se trata de un estudio observacional transversal basado en STROBE en el que se recogieron datos de mujeres postmenopáusicas (al menos 5 años), obesas (porcentaje de grasa corporal [% GC] ≥ 35 %), que no recibían terapia hormonal y tomando en cuenta diferentes criterios diagnósticos para el SM (Federación Internacional de Diabetes (IDF); National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (NCEP ATP-III) y criterios armonizados), comorbilidades y valores de interleucina-6 (IL-6), interleucina-10 ( IL-10), factor de necrosis tumoral-α (FNT-α), glucemia en ayunas (GA), triglicéridos (TG), colesterol total (CT), colesterol de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL-C), colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL-C) y colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL-C). Otros parámetros analizados incluyeron el índice de masa corporal (IMC), la circunferencia de la cintura (CC) y la composición corporal determinada con el análisis de impedancia bioeléctrica. Los autores no encontraron diferencias significativas entre los métodos ni interacción entre el método y la presencia de SM. Sin embargo, para los valores de CC, %GC, FNT-α y relación IL-10/FNT-α, se observó un efecto significativo del SM. Aquellas con SM mostraron valores más bajos de %GC y FNT-α y valores más altos de la relación IL-10/FNT-α. El mayor cociente IL-10/FNT-α en el grupo de SM se relacionó con la mayor acción anti-inflacionaria de la IL-10 y el cociente IL-10/FNT-α mostró una precisión significativa para discriminar mujeres con SM según criterio NCEP. Los autores concluyen que el %GC y los valores más bajos de FNT-α en los grupos con SM resaltan la relación entre estas variables. Los valores más altos de la relación IL-10/FNT-α en el grupo con SM sugieren que las concentraciones más altas de IL-10 pueden estar contribuyendo a la reducción de FNT-α en el grupo con SM. Además, la relación IL-10/FNT-α mostró una precisión significativa para discriminar pacientes con SM según los criterios de la NCEP.
Comentario
El SM es una condición metabólica multifactorial que actualmente es considerada a nivel mundial un importante problema de salud pública en mujeres y hombres, con tasas que varían del 20 al 25% dependiendo de la población estudiada [2]. Después de la menopausia y con la edad hay un aumento en la prevalencia del SM y el depósito de grasa visceral que aumenta la producción de citocinas pro-inflamatorias (es decir, FNT-α, IL-6), y una disminución de las citocinas anti-inflamatorias. (es decir, IL-10). Este estado pro-inflamatorio crónico aumenta el riesgo cardiovascular en las mujeres. Algunas citocinas pro-inflamatorias, como el FNT-α, parecen agravar la hipertensión asociada con la hiperglucemia, la obesidad visceral y la dislipidemia. De hecho, un estudio realizado entre mujeres postmenopáusicas encontró que los niveles de FNT-α se correlacionaban positivamente con la edad, el tiempo transcurrido desde la menopausia y los niveles de presión arterial [3]. La prevalencia del SM también puede verse influida por los criterios utilizados para definir el SM. En este sentido tenemos los fijados por la IDF, NCEP, OMS, y recientemente el armonizado. De hecho, en el estudio comentado actualmente de Sinatora et al. [1], se encontraron tasas más bajas de SM utilizando los criterios de la NCEP en comparación con los criterios armonizados y de la IFD. Es importante resaltar que el objetivo principal de estos criterios es identificar a las mujeres con el síndrome y desde una perspectiva preventiva es que reciban una intervención oportuna y adecuada, cuanto más mejor, para así disminuir no solo el riesgo cardiovascular sino otros como el cáncer, muerte, depresión, trastornos del sueño.
Existen formas costo-efectivas para realizar intervención en mujeres postmenopáusicas con SM, que van desde medicamentos, dietas y el aumento de la actividad física; que no debe comenzar en la postmenopausia sino en la etapa premenopáusica cuando se realiza el diagnóstico [4]. A pesar de los avances de la medicina, la prevalencia del SM y las enfermedades cardiovasculares sigue siendo elevada. La combinación de una dieta rica en anti-oxidantes y compuestos anti-inflamatorios tiene un papel fundamental en la reducción del estrés oxidativo y los procesos pro-inflamatorios que están estrechamente asociados con la disfunción endotelial y el desarrollo de placas ateroscleróticas. La dieta mediterránea, por ejemplo, presenta al menos seis clases de componentes fenólicos con potentes propiedades antioxidantes [5].
En conclusión, el diagnóstico oportuno del SM y la intervención/prevención adecuada son claves para reducir los riesgos relacionados. Estas intervenciones deben realizarse una vez realizado el diagnóstico del SM.
Peter Chedraui, MD, PhD
Instituto de Investigación e Innovación en Salud Integral
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador
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