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Resumen

Numerosas publicaciones han informado resultados contradictorios sobre la asociación entre la ingesta de leche de vaca y la enfermedad coronaria (EC). No obstante, estudios que involucren a mujeres postmenopáusicas son muy limitados. Recientemente Ha et al. [1] informaron los resultados de un estudio que tuvo como objetivo de identificar la relación entre la ingesta de leche de vaca y el riesgo de EC en mujeres postmenopáusicas. Para el efecto los autores usaron datos de la 6ta Encuesta Nacional de Evaluación de Salud y Nutrición de Corea, incluyendo para el análisis a 1,825 mujeres postmenopáusicas de 50 a 64 años de edad. La frecuencia de consumo de leche de vaca para cada participante se determinó mediante el cuestionario semi-cuantitativo de frecuencia de alimentos, clasificando las mujeres en cuatro grupos: Q1, aquellas no tomaron leche (n= 666); Q2, frecuencia de ingesta de leche por semana ≤ 1 (n=453); Q3, consumo de leche por semana ≤ 3 (n=319); y Q4, ingesta de leche >3 veces por semana (n=387). Se compararon entre los 4 grupos las características generales como educación, región (gran ciudad, ciudad mediana o pequeña, rural), ingreso familiar y nivel de obesidad. Se estimaron los porcentajes de la ingesta diaria de nutrientes en comparación con las recomendaciones de Consumo Dietético de Referencia de los Coreanos, determinando como indicadores de riesgo de EC a la puntuación de riesgo de Framingham (PRF), el índice aterogénico (IA) y el índice aterogénico del plasma (IAP). Exceptuando el ingreso familiar, no hubo diferencias entre los cuatro grupos con respecto a la edad, educación, área de vivienda u obesidad. Comparando el Consumo Dietético de Referencia, la proporción de ingesta de calcio, fósforo y riboflavina fue mayor en el grupo Q4 que en los grupos Q1-Q3. El colesterol HDL (HDL-C) fue mayor en Q4 que en Q1. Los factores de riesgo de EC, representados por el PFR, IA y IAP, fueron más bajos en el grupo Q4 en comparación con los otros grupos (PRF [%]: Q1 9.4, Q4 8.5; AI: Q1 3.06, Q4 2.83 e IAP: Q1 0.37, Q2 0.31, Q4 0.32). Se observó que la PRF tuvo significativa correlación positiva con el IA o el IAP, y una correlación negativa con la frecuencia de consumo de leche de vaca y el consumo de calcio. Los autores concluyen que en comparación con las mujeres que no han consumido leche de vaca, las que sí lo hicieron -y frecuentemente- tuvieron mejor estado nutricional de calcio, fósforo y vitamina B12, niveles más altos de HDL-C y valores más bajos en los indicadores de riesgo de EC, como el PRF, IA, e IAP, lo que contribuiría a una disminución del riesgo de EC en un período de 10 años. Por lo tanto, para prevenir el riesgo de EC en mujeres postmenopáusicas, se recomienda que debe haber un mayor énfasis en el consumo de leche de vaca, de cuatro o más veces por semana.

Comentario

En este estudio, la PRF reveló una correlación negativa con la frecuencia de consumo de leche de vaca, es decir, menor riesgo con mayor consumo de leche. Los indicadores de riesgo de EC en general fueron más favorables en las consumidoras de leche de vaca, tanto así que los autores plantean que las mujeres postmenopáusicas debieran ingerir lácteos sistemáticamente con la finalidad de prevención de EC. La menopausia se asocia a la aparición o exacerbación de factores de riesgo cardiovascular y, en consecuencia, a EC. Aparte de los factores clásicos en los que se deben trabajar en prevención, la dieta es un trascendental factor modificador del riesgo de enfermedades crónicas. La leche de vaca y sus derivados son alimentos densos en nutrientes que proporcionan energía y proteínas de alta calidad, aportando con una variedad de micronutrientes esenciales como el calcio, magnesio, potasio, zinc y fósforo, en una forma de fácil absorción. Aemás aportan con compuestos biológicamente activos como bacterias probióticas, antioxidantes, vitaminas, péptidos y muchos otros; todo lo anterior que conforma su matriz alimentaria. Las Guías Alimentarias globalmente sugieren la ingesta de lácteos bajos o ausentes de grasa, debido a que la leche entera es rica en grasas saturadas. De hecho, se ha descrito asociación de ingesta de leche entera con mayor riesgo cardiovascular cuando el consumo de ésta es excesivo. Sin embargo, la evidencia es contradictoria, existiendo estudios que muestran efectos favorables o neutros [2].

En mujeres del estudio WHI, basalmente normopeso, se evaluó prospectivamente la ingesta de lácteos y su asociación con el desarrollo de sobrepeso/obesidad. La mayor ingesta de productos lácteos ricos en grasas, pero no la ingesta de productos lácteos bajos en grasas, se asoció con un menor aumento de peso [3]. Existe cada vez mayor evidencia que apunta a que es necesario seguir las recomendaciones nutricionales basadas en los alimentos más que en nutrientes aislados, debido a que las grasas saturadas son un grupo heterogéneo de ácidos grasos, y su efecto sobre la salud depende de la matriz alimentaria en la que se encuentran, como ocurre con la matriz láctea.

La investigación Coreana, que se está comentando, no tuvo capacidad para estudiar el cálculo de riesgo cardiovascular según el tipo de leche. Tampoco se consideraron otros factores de la dieta como consumo de frutas, vegetales, granos o alimentos ricos en grasa, ni tampoco el ejercicio. Es destacable mencionar que no hubo diferencias en cuanto a riesgo de morbilidad (hipertensión, diabetes, dislipidemia) entre los diferentes analizados grupos de consumo de leche. Sus hallazgos, y la evidencia existente [4], hacen apuntar a la necesidad de realizar más estudios que evalúen la leche de vaca como una intervención para que las mujeres postmenopáusicas reduzcan el riesgo cardiovascular y como importante valor agregado su aporte en prevención de pérdida ósea.

Paulina Villaseca-Delano, MD
Gineco-Endocrinología
Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes (CEBIMA-UMAG)
Experta Latinoamericana en Climaterio (FLASCYM)
Ex-integrante del Board de la International Menopause Society
Miembro del Comité Editorial de Climacteric

 

Referencias

  1. Ha AW, Kim WK, Kim SH. Cow’s Milk Intake and Risk of Coronary Heart Disease in Korean Postmenopausal Women. Nutrients. 2022;14(5):1092.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35268066/
  2. Jakobsen MU, Trolle E, Outzen M, et al. Intake of dairy products and associations with major atherosclerotic cardiovascular diseases: a systematic review and meta-analysis of cohort studies. Sci Rep. 2021;11(1):1303.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33446728/
  3. Rautiainen S, Wang L, Lee IM, Manson JE, Buring JE, Sesso HD. Dairy consumption in association with weight change and risk of becoming overweight or obese in middle-aged and older women: a prospective cohort study. Am J Clin Nutr. 2016;103(4):979-88.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26912496/
  4. Givens DI. Milk and dairy foods: implications for cardiometabolic health. Cardiovasc Endocrinol Metab. 2018;7(3):56-57.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31646282/

 

 


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