Resumen
Lam y colaboradores [1] informaron recientemente de una revisión sistemática y un meta-análisis destinados a evaluar la eficacia de las intervenciones conductuales en los resultados del sueño entre las mujeres peri- y postmenopáusicas, medidos mediante escalas estandarizadas y métodos objetivos (polisomnografía, actigrafía). En segundo lugar, evaluaron la seguridad de estos métodos a través de la aparición de eventos adversos. Los autores realizaron búsquedas en MEDLINE, Embase, el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials), PubMed y Web of Science, utilizando una estrategia de búsqueda adecuada, con el fin de recuperar artículos relevantes de ensayos controlados aleatorios (ECA) que evaluaran los efectos de las intervenciones conductuales sobre la calidad del sueño. También se evaluó el riesgo de sesgo con las herramientas clásicas utilizadas para este fin. Todos los datos se agruparon en un meta-análisis mediante un modelo de efectos aleatorios. Se incluyó un total de diecinueve artículos que informaban de los resultados de 16 ECA, que representaban un total de 2,108 mujeres peri- y postmenopáusicas. En general, las intervenciones conductuales mostraron un efecto estadísticamente significativo sobre los resultados del sueño. Los análisis de subgrupos revelaron que la terapia cognitivo-conductual (TCC), el ejercicio físico y la atención plena/relajación mejoraron el sueño, medido con medidas subjetivas (es decir, el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburg) y objetivas. El ejercicio de baja y moderada intensidad también mejoró los resultados del sueño. No se informaron eventos adversos graves. El riesgo general de sesgo varió de cierta preocupación a grave, y la certeza del conjunto de pruebas se evaluó como de muy baja calidad. Los investigadores concluyen que su meta-análisis proporciona pruebas de que las intervenciones conductuales, específicamente, la TCC, el ejercicio físico y la atención plena/relajación, son tratamientos eficaces para mejorar los resultados del sueño entre las mujeres peri- y postmenopáusicas.
Comentario
Durante la transición menopáusica, a medida que la función ovárica disminuye, se produce un aumento de la prevalencia de diversos síntomas o quejas que afectan a la calidad de vida femenina [2]. En esta población, los problemas de sueño (es decir, la interrupción del sueño y el insomnio) se notifican con frecuencia, con una prevalencia que oscila entre el 40 y el 48% [3] y se relacionan principalmente con los síntomas vasomotores [4]. A pesar de ello, lo más probable es que la causa sea multifactorial e incluya factores como el estado del sueño premenopáusico, los niveles hormonales, las comorbilidades, el envejecimiento y el dolor crónico [5]. Aunque se ha informado de que las intervenciones farmacológicas, como la terapia hormonal para la menopausia, los antidepresivos y los hipnóticos, son eficaces para tratar las alteraciones del sueño relacionadas con la menopausia y el insomnio crónico, algunas mujeres no están dispuestas a iniciar tratamientos farmacológicos debido a los efectos adversos, las contraindicaciones o las preferencias personales. En este sentido, las intervenciones conductuales pueden ser alternativas seguras. Las terapias conductuales frecuentes para el insomnio incluyen el ejercicio, la TCC, la terapia de restricción del sueño (TRS), la terapia de control de estímulos y la terapia de atención plena o de relajación. La TCC para el insomnio combina principalmente varias técnicas conductuales diferentes, como la TRE, la terapia de control de estímulos, la higiene del sueño y la terapia de relajación [6]. Se supone que estas técnicas son tratamientos de primera línea y actúan a través de mecanismos como la alteración de las creencias disfuncionales respecto al sueño, la educación y el ajuste de las conductas desadaptativas que contribuyen a los problemas de sueño, y la atenuación de los niveles de excitación cognitiva y autonómica [6]. A pesar de ello, los profesionales todavía tienden a confiar en las intervenciones farmacológicas y los datos relativos a la eficacia de las intervenciones conductuales para los resultados del sueño no han sido bien caracterizados en las mujeres peri- y postmenopáusicas. Teniendo en cuenta esto, los autores de la presente investigación comentada [1] se propusieron evaluar la eficacia de las intervenciones conductuales sobre los resultados del sueño en las mujeres peri- y postmenopáusicas, medidos mediante escalas estandarizadas y métodos objetivos, evaluando secundariamente la seguridad de estos métodos a través de la aparición de eventos adversos. Los autores analizaron los datos de 16 ECA que incluían un total de 2,108 mujeres peri- y postmenopáusicas. El análisis descubrió que las intervenciones conductuales, concretamente la TCC, el ejercicio físico y la atención plena/relajación, tenían un efecto positivo en los resultados del sueño. Los análisis de subgrupos revelaron que estas intervenciones conductuales mejoraron el sueño. El ejercicio de baja y moderada intensidad también mejoró los resultados del sueño y no se registraron efectos adversos graves. El ejercicio físico parece promover el sueño a través de varios mecanismos, como la reducción de la ansiedad y la depresión, la regulación de las citoquinas y el calor, los cambios en la neuroquímica y el cambio de fase del sistema circadiano [7]. No obstante, el mecanismo exacto aún no está claro, pero podría estar relacionado con el ejercicio, el tipo y la intensidad. En este sentido, los autores recomiendan que en futuras investigaciones se realice una comparación de los tipos e intensidades de ejercicio, así como que se incrementen los estudios relacionados con la TCC y las técnicas de relajación/atención plena, con el fin de proporcionar directrices menos imprecisas para el manejo de los problemas de sueño durante la mediana edad femenina. Estamos de acuerdo con Lam y sus colaboradores [1].
Los autores exponen adecuadamente que su meta-análisis está limitado por el alto nivel de heterogeneidad dentro de los estudios, principalmente debido a la naturaleza no estandarizada de las intervenciones conductuales. Una limitación importante de todos los estudios sobre el sueño ha sido el uso de herramientas que realizan una evaluación subjetiva de los resultados del sueño. Sin embargo, los autores se propusieron analizar únicamente aquellos que utilizaron herramientas objetivas validadas, lo que constituye un punto fuerte del meta-análisis. A pesar de ello, los investigadores concluyen que su estudio aporta pruebas de que las intervenciones conductuales, en concreto, la TCC, el ejercicio físico y la atención plena/relajación, son tratamientos eficaces para la mejora de los resultados del sueño en las mujeres de mediana edad (peri- y postmenopáusicas). Es necesario realizar más investigaciones en este campo.
Peter Chedraui, MD, PhD
Instituto de Investigación e Innovación en Salud Integral
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Guayaquil, Ecuador
Referencias
- Lam CM, Hernandez-Galan L, Mbuagbaw L, Ewusie JE, Thabane L, Shea AK. Behavioral interventions for improving sleep outcomes in menopausal women: a systematic review and meta-analysis. Menopause. 2022 Sep 6. doi: 10.1097/GME.0000000000002051.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36067398/ - Chedraui P, Aguirre W, Calle A, et al. Risk factors related to the presence and severity of hot flushes in mid-aged Ecuadorian women. Maturitas. 2010;65(4):378-82.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20031350/ - Blümel JE, Cano A, Mezones-Holguín E, et al. A multinational study of sleep disorders during female mid-life. Maturitas. 2012;72(4):359-66.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22717489/ - Kravitz HM, Zhao X, Bromberger JT, et al. Sleep disturbance during the menopausal transition in a multi-ethnic community sample of women. Sleep. 2008l;31(7):979-90.
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https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29445307/ - Babson KA, Feldner MT, Badour CL. Cognitive behavioral therapy for sleep disorders. Pschiatr Clin North Am. 2010;33(3):629-40. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20599137/
- Youngstedt SD. Effects of exercise on sleep. Clin Sports Med. 2005;24(2):355-65.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/15892929/
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