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Resumen

La vagina ha sido concebida tradicionalmente como un órgano reproductor femenino pasivo que sirve básicamente de paso para la sangre menstrual, las relaciones sexuales y el parto. Sin embargo, investigaciones recientes, revisadas por Cipriani et al. [1], han aportado datos sobre el papel de la vagina como órgano endocrino que desempeña una función crucial en el equilibrio hormonal femenino y la salud en general. Las pruebas actuales, teniendo en cuenta el novedoso concepto de “intracrinología”, ponen de relieve el hecho de que la vagina humana puede considerarse tanto fuente como diana de andrógenos. Aparte del conocido papel de los estrógenos, los andrógenos en la mujer también son fundamentales para el desarrollo y el mantenimiento de tejidos genitourinarios sanos. Durante la transición menopáusica femenina y el proceso de envejecimiento per se, los niveles de andrógenos y estrógenos disminuyen, ejerciendo así cambios en el sistema genitourinario. De hecho, los tejidos se vuelven más finos, más secos y menos elásticos, lo que provoca una serie de síntomas molestos y a veces dolorosos, agrupados en el síndrome genitourinario de la menopausia (SGM). Debido a la falta de productos a base de testosterona o androstenediona aprobados por los organismos reguladores para tratar el SGM, la posibilidad de utilizar prasterona intravaginal, que ejerce sus efectos proporcionando una fuente local de dehidroepiandrosterona (DHEA) a los tejidos vaginales, parece ser un objetivo razonable. Sin embargo, se necesitan más estudios para evaluar mejor su seguridad y eficacia. En este comentario me gustaría resumir los principales puntos revisados por los autores [1].

Comentario

Estudios recientes permiten afirmar que el papel de la vagina, como órgano endocrino, es crucial para el equilibrio hormonal femenino y la salud general. Los estrógenos, la progesterona y los andrógenos desempeñan funciones importantes en la regulación del entorno vaginal, incluidos los niveles de pH, la humedad y el equilibrio bacteriano, así como los mecanismos neurovasculares que subyacen a la respuesta sexual femenina. Durante la transición menopáusica y posteriormente, la disminución de los esteroides sexuales repercute negativamente en la salud genitourinaria de la mujer.

Cipriani et al. [1] realizaron una extensa búsqueda bibliográfica (2002-2023) de publicaciones revisadas por pares con el fin de presentar los datos emergentes y las pruebas confirmadas actuales que apoyan el papel de la vagina como órgano endocrino, sirviendo como fuente y destino de andrógenos, y por lo tanto las implicaciones clínicas relacionadas para el tratamiento del SGM, incluyendo la recientemente aprobada DHEA intravaginal.

Durante los años reproductivos, la testosterona en la mujer es producida por los ovarios y por conversión periférica de androstenediona y DHEAS, que son pre-andrógenos sintetizados por los ovarios y las glándulas suprarrenales [2]. La producción de andrógenos en la mujer disminuye a medida que se acerca la menopausia, aunque algunos estudios indican que la disminución no depende per se de la menopausia; sin embargo, esta disminución es mucho más lenta que la de los estrógenos, y en un reciente consenso mundial se llegó a la conclusión de que la administración sistémica de testosterona a las mujeres postmenopáusicas que se quejan de libido disminuido, con el objetivo de mantener los niveles fisiológicos premenopáusicos, es una estrategia segura y eficaz [3].

Estudios en tejido vaginal humano han mostrado niveles de expresión de andrógenos notablemente superiores en la vagina distal que en el ovario. Estos estudios, a nivel enzimático, llevaron a la conclusión de que las células musculares vaginales expresan la maquinaria necesaria para producir metabolitos androgénicos. Se han identificado receptores de andrógenos en la mucosa vaginal, la submucosa, el estroma, el músculo liso y el endotelio vascular. La aromatasa, la enzima que convierte la testosterona en estradiol, y los isótopos 1 y 2 de la 5α-reductasa, que convierten la testosterona en dihidrotestosterona, también están presentes en el tejido vaginal [4].

Son bien conocidos los signos y síntomas relacionados con el SGM/atrofia vulvovaginal, que deterioran la calidad de vida femenina. En la literatura, la prevalencia de los síntomas relacionados con el SGM en mujeres postmenopáusicas puede oscilar entre el 13% y el 87%. En muchos casos los médicos no preguntan y/o las pacientes no informan de los síntomas, de ahí que el SGM haya sido subdiagnosticado.

Dado que el tejido genitourinario femenino expresa receptores androgénicos, se han propuesto terapias tópicas con testosterona fuera de indicación, como cremas locales de compuestos bioidénticos; sin embargo, se trata de un área que requiere más investigación [5]. El tratamiento con testosterona, o con prasterona, han sido utilizados como opciones terapéuticas en supervivientes de cáncer de mama, ya que desencadenan la activación de los receptores de esteroides sexuales vaginales, sin activar los receptores de estrógenos localizados en diferentes tejidos, debido a la reducida expresión de aromatasa en la vagina [6].

Como conclusión a este comentario, podemos decir que, aunque los estrógenos han sido considerados históricamente como actores fundamentales en la vagina humana también es un órgano diana para los andrógenos y tiene la capacidad de sintetizarlos. No obstante, son necesarios más estudios que refuercen la evidencia actual de que los andrógenos puedan ser utilizados para mejorar las alteraciones del tracto genital femenino causadas por el hipoestrogenismo.

Prof. Alejandra Elizalde-Cremonte, MD, PhD
Profesora Titular, Departamento de la Mujer y el Niño, Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), Corrientes, Argentina
Presidente de la Asociación Latinoamericana de Endocrinología Ginecológica (ALEG)
Presidente de la Asociación Argentina de Perinatología (ASAPER)
Vice-Presidente de la Asociación Argentina de Menopausia y Andropausia (AAMA)
Miembro Asociado de la Sociedad Internacional de Menopausia (IMS)

Referencias

  1. Cipriani S, Maseroli E, Ravelli SA, Vignozzi L. The vagina as source and target of androgens: implications for treatment of GSM/VVA, including DHEA. Climacteric. 2023 Jun 8:1-7.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37288964/
  2. Davis SR, Wahlin-Jacobsen S. Testosterone in women: the clinical significance. Lancet Diabetes Endocrinol. 2015;3(12):980-992.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26358173/
  3. Davis SR, Baber R, Panay N, et al. Global consensus position statement on the use of testosterone therapy for women. J Clin Endocrinol Metab. 2019;104(10):4660–4666.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31498871/
  4. Hammes SR, Levin ER. Impact of estrogens in men and androgens in women. J Clin Invest. 2019;129(5):1818-1826.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31042159/
  5. Fernandes T, Pedro AO, Baccaro LF, Costa-Paiva LH. Hormonal, metabolic, and endometrial safety of testosterone vaginal cream versus estrogens for the treatment of vulvovaginal atrophy in postmenopausal women: a randomized, placebo-controlled study. Menopause. 2018;25(6):641-647.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29462095/
  6. Davis SR, Robinson PJ, Jane F, White S, White M, Bell RJ. Intravaginal Testosterone Improves Sexual Satisfaction and Vaginal Symptoms Associated With Aromatase Inhibitors. J Clin Endocrinol Metab. 2018;103(11):4146-4154.
    https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30239842/

Si desea agregar un comentario o contribuir a una discusión basada en este tema, comuníquese con Menopause Live Editor, Peter Chedraui at peter.chedraui@cu.ucsg.edu.ec.

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